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Creando escuela

jueves, 10 de enero de 2008

De los mejores desayunos de mi vida

Cuando estoy en mi puta mesa del despacho, tomandome un mísero cafe con leche de máquina y un par de donuts y recuerdo que hace poco más de 24 horas me encontraba disfrutando de, tal vez, una de mis mejores experiencias como mamador de leche materna, me deprimo un huevo.


La experiencia fue sublime y solo lamento que mis reiterados intentos de negociación con la propietaria tetera no llegaran a buen termino para que se dejase fotografiar los pechos. No hubo modo. "Tu no sabes la que me estoy jugando. Lo siento pero no". Y tuve que respetarla.


Llegué al apartamento que compartía con dos amigas "que no saben nada" sobre las 09.30h tal como habiamos apalabrado. Abrió la puerta y lo que ví ya me gustó. Guapa, ojos claros, cabellos ondulados castaños hasta los hombros y con la figura bastante recuperada para que, como me dijo, hiciera casi dos meses que había dado a luz. "Gimnasio y perseverancia". Me dijo que fueron sus secretos. Pasamos al salon donde me acomodé al sofá que presidia el recinto. Hablamos un poco por encima. Es soltera ya que el padre del pequeño, se desentendió del asunto (no me quiso explicar los motivos) al 6 mes de embarazo. Se la notaba incomoda de contarme eso pero parecía que lo necesitaba en cierto modo. "No soy una puta". Al instante le dije que lo tenía claro. Que estaba ahí solo para disfrutar un poco de una zona de su anatomia y un nectar que en estos momentos tenía la fortuna de producir. "Esto lo hago solo provisionalmente. "Necesito dinero para volver de donde vengo". Permanecía callado y fingia en parte que me importaba la charla pero los ojos se me iban a la zona de su sueter beig que ocultaban dos glandulas que me hacían la boca agua poder echarme ya sobre ellas, pero mantuve las composturas unos minutos más.

"¿Me pagas?" Eso sí fue directo y bueno, saqué mi cartera y mostré lo acordado pero sin darselo. Le propuse entonces algo más de dinero por dejarme hacerle unas fotos de sus tetas. Se negó en redondo. "Podria buscarme la ruina". "¿Por solo fotografiar tus tetas?" Le pregunté. Me dijo que sí. Que todo eso lo hacía porque necesitaba el dinero y sabía que habian muchos hombres como yo. "Tengo un monton de mails en mi buzón pero solo elijo a pocos, los que me dan buenas vibraciones o tienen un no se qué. Hay que tener mucho cuidado con todo esto". No insistí por ese momento. Le dí lo acordado y ella lo guardo entre las hojas de un libro de una libreria cercana. "¿Aqui mismo o en la habitación?" Me preguntó. Miré alrededor y bueno vi una ventana pero con la cortina corrida. Le pregunté si estabamos solos y me dijo que si excepto el crio que dormía en su cuna. "En las tomas que le he dado hasta ahora, no ha comido mucho. Has tenido suerte".

Hacía rato que mi polla brincaba ya un poco por detrás de mi bragueta. Solo me faltaba ese comentario tan sugerente. Le dije que en el mismo salón. Me preguntó si queria que se quitara le jersey o lo subiera. Le dije que se lo quitara. Asi lo hizo. Y vi que llevaba unos típicos sostenes de lactancia. De esos que se desengancha la tela frontal sin necesidad de sacarselos completamente para dar de mamar. Llevaba una almohadilla de esas de recoge leche. Mi polla ya daba tirones salvajes sobre todo cuando le pedi que, si podia, se sacara totalmente la prenda quiería esas tetas libres totalmente. Ella sonrió y medio en broma dijo "Ya empezamos con las exigencias..."

Dios... qué tetonas... amigos mios... blanquitas... de pezones rosados y aureola grande. Talla 95 seguro totalmente, como mínimo. Los tuberculos de montgomeri (granitos que hay repartidos por las aureolas de las tetas) bien marcados y en el pezon un claro agujero principal por donde iba a brotar la riquisima leche que me disponia a mamar. Estaban turgentes, lo sabia con solo contemplarlas... mmm. Se tuvo que levantar del sofa unos instantes y puse toda la concentración en ver el movimiento mamario y la señal era clara: Esas tetas estaban muy bien cargadas y parecian globos de leche. Volvió con un rollo de papel de cocina. "A veces mamais tan torpemente que podeis manchar lo que no se debe". Le pregunté entonces a cuantos les había dado ya el pecho. "Procuro que sean unos 6 o 7 a la semana pero solo llevo 3 semanas en el tema" Al cabo de un momento estaba como ella me había pedido: tumbado sobre sus piernas, boca arriba y con las tetas cerca de mi cara. Recordé las escenas japonesas de mujeres dando el pecho a hombres. Ahí estaba yo con la teta derecha rozandome la nariz por momentos. Ella se inclinó un poco y deposito su pezon e hizo chocar la aureola en mis morros. A partir de ese momento era cosa mía.

Y comencé a succionar... Al principio no notaba casi nada... Ella me ayudó "ordeñandola" un poco para estimular la bajada de leche y a los pocos segundos notaba a cada succión el tibio nectar entrandome cada vez más facilmente a la boca... Me cago en la puta... que gozada... Solo los que amamos este acto de amamantar los pechos de una lactante, podemos comprender bien la dimensión, ¿verdad, chicos?. Ahí estaba mamando cada vez más facilmente. Ella a ratos me miraba y mayormente no lo hacía. En algún momento intentaba preguntarle cosas pero no era muy amiga de hablar y menos de lo que estaban haciendole. Le pregunté que si le hacia daño. "Al menos no muerdes. Algunos son un poco animales pero ya los ves venir". Le pregunté que hacía en ese caso. "Aguantarme siempre que no me deje los pezones machacados. Les recuerdo que mis tetas estan criando a un recien nacido, pidiendo un poco de más respeto y entonces se calman bastante. Algunos luego me dan algo más de dinero por las molestias".

Seguía mamando y la polla dandome bandazos dentro del pantalon. Le pedi permiso para sacarme el rabo y machacarmelo pero me dijo que no. Que le resultaba violento. "Lo haces bien. No lo estropees". Eso me jodio pero en cierto modo valía la pena porque he mamado suficientes tetas llenas de leche pero esas, por la forma, por la facilidad y abundancia de extracción y el agradable sabor, compensaba que no pudiera machacarmela. Al cabo de un rato, cambie de teta. Ella hizo lo mismo y esta vez me permitió ordeñarsela yo mismo con las manos. Para mi polla, un tormento pero por otro lado, una gozada añadida. Que duras y tersas... turgentes... exquisitas. Le ponía un 10 a esas tetas. Os lo juro. La izquieda se comportó como la derecha. Al principio, en las primeras succiones, dificil. A penas salía leche pero luego ya... unos chorritos directos a mi paladar...

El tiempo paso volando y me encontraba ya secandome los morros y ella guardandose las tetas que aun goteaban, haciendo que recurriera a las almohadillas secas y acto seguido colocándoselas en el sosten de lactante... Le dije si podría volver a venir y me dijo que no tenía inconveniente pero que iba a reducir los servicios porque "no era agradable" Sentía que le robaban el alimento de su hijo pero sabía que habían muchos como yo. "Me ha sorprendido que hubiesen tantos, de verdad".

Entonces le dije que eramos Vampiros Blancos dentro del armario y claro me miró como el que mira a un loco. Creo que ahí la cagué para el futuro. Me fuí con su sonrisa y yo aun con ese sabor de leche materna en la boca. Saboreandola todo lo que podía. Cuando llegué a la oficina, me tuve que pajear tres veces, recordando pues era todo lo que de allí me había podido llevar.

Paciencia.

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